La noche cae sobre Madrid; el narrador muestra la intimidad de las alcobas en contraste con el ambiente callejero de los noctámbulos, entre los que se cuenta Martín Marco, que vaga sin rumbo fijo y es interceptado por la policía. En este fragmento del capítulo IV se puede observar el ambiente de temor y sospecha propio de la época:
Martín está tembloroso como una vara verde.
–No llevo documentos, me los he dejado en casa. Yo soy escritor, yo me llamo Martín Marco.
A Martín le da la tos. Después se ríe.
–¡Je, je! Usted perdone, es que estoy algo acatarrado, eso es, algo acatarrado, ¡je, je!
A Martín le extraña que el policía no lo reconozca.
–Colaboro en la prensa del Movimiento (*), pueden ustedes preguntar en la vicesecretaría ahí en Génova. […]
El policía chupa de su cigarrillo.
–Ande, siga. Váyase a dormir, que hace frío.
–Gracias, gracias.
–No hay de qué. Oiga.
Martín creyó morir.
–Qué.
–Y que no se le quite la inspiración.
–Gracias, gracias. Adiós.
Martín aprieta el paso y no vuelve la cabeza, no se atreve. Lleva dentro del cuerpo un miedo espantoso que no se explica.
* el Movimiento: el Movimiento Nacional era el partido único.
–No llevo documentos, me los he dejado en casa. Yo soy escritor, yo me llamo Martín Marco.
A Martín le da la tos. Después se ríe.
–¡Je, je! Usted perdone, es que estoy algo acatarrado, eso es, algo acatarrado, ¡je, je!
A Martín le extraña que el policía no lo reconozca.
–Colaboro en la prensa del Movimiento (*), pueden ustedes preguntar en la vicesecretaría ahí en Génova. […]
El policía chupa de su cigarrillo.
–Ande, siga. Váyase a dormir, que hace frío.
–Gracias, gracias.
–No hay de qué. Oiga.
Martín creyó morir.
–Qué.
–Y que no se le quite la inspiración.
–Gracias, gracias. Adiós.
Martín aprieta el paso y no vuelve la cabeza, no se atreve. Lleva dentro del cuerpo un miedo espantoso que no se explica.
* el Movimiento: el Movimiento Nacional era el partido único.
2. "EL JARAMA" DE SÁNCHEZ FERLOSIO
- Van cuatro en blanco y dos llevan la cruz. Al que le toque la cruz, ese se viste y sube arriba a buscar la comida ¿entendido?
- De acuerdo.
Mely y Alicia habían encendido los pitillos y Santos las miraba y decía riendo:
- A mí esto de que fumen las mujeres me le quita todo el gusto al tabaco.
- Pues ¡qué barbaridad!; todo lo queréis para vosotros solos. Ya bastantes ventajas son las que tenéis.
- ¿Por ejemplo?
Ya habían terminado de doblar los papelitos y Fernando gritaba hacia las chicas.
- ¡ A ver, una mano inocente! ¡ A escape! ¡Una mano inocente para sacar las bolas!
Se miraban las chicas unas a otras riéndose.
- Aquí mano inocente no hay ninguna, ¿qué os habéis creído?
- Pues a ver- preguntó Sebastián- ¿cuál es la más inocente de vosotras?
Mely puso una cara maliciosa y dijo:
- ¡Lucita! Lucita es la más inocente de todas.
- Pues claro, Luci – insistían entre risas- ¡Que salga ella!
- Anda, Lucita, te han calado – le decía Fernando-; te ha tocado sacar los papelitos. Sal para acá.
Lucita preguntó:
- ¿Y qué es lo que tengo que hacer?
Se había puesto colorada.
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