miércoles, 29 de octubre de 2014

ESQUEMAS DE LA LITERATURA REALISTA Y NATURALISTA

1. CONTEXTO HISTÓRICO


- Entre 1843 y 1868 se extiende el reinado de Isabel II, que termina con La Gloriosa. Se inicia entonces un periodo revolucionario en el que se suceden el reinado de Amadeo I de Saboya, la Primera República y la Restauración de la monarquía con Alfonso XII, tras el pronunciamiento de Martínez Campos. En 1885 se inicia la Regencia de María Cristina. En América, España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898 (el desastre del 98), y desaparece el imperio colonial.

- Se produce cierto crecimiento de la banca, de la industria y del comercio, pero los beneficios no terminan de llegar al pueblo, por lo que aparecen los primeros movimientos obreros. La población crece, aunque sigue siendo eminentemente rural. Se concibe la educación como una herramienta de regeneración del país, y, en su desarrollo, influye el krausismo, difundido por Julián Sanz del Río y por Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, así como por Joaquín Costa, Galdós o Clarín.



2. CONTEXTO LITERARIO

- El Realismo: corriente literaria que sustituye la imaginación, el subjetivismo y la evasión propias del Romanticismo, por la observación de la realidad cotidiana. La novela se convierte en el género predilecto, en ella se ciuda, especialmente, la verosimilitud. El estilo se vuelve minucioso, detallado, y los novelistas experimentan con nuevas técnicas, como el estilo indirecto libre o la novela dialogada.
  Los escritores españoles están influidos por los europeos: Sthendal (Rojo y Negro), Dickens (Oliver Twist) , Honoré de Balzac (Comedia humana) y Flaubert (Madame Bovary)

- El Naturalismo: a finales del XIX se desató una polémica entre intelectuales y escritores sobre qué es el Naturalismo creado por el francés Èmile Zola, y Emilia Pardo Bazán decide publicar una recopilación de artículos, La cuestión palpitante, en la que defiende el movimiento.
  Zola pretendía aplicar a la literatura el método experimental de Claude Bernard, especialmente en lo referente al determinismo biológico. Elegía personajes y ambientes sórdidos y los describía con un detallismo exhaustivo.

3. LA NOVELA REALISTA Y NATURALISTA. AUTORES.

3.1. Autores realistas

- Pedro Antonio de Alarcón: El sombrero de tres picos, El Niño de la Bola.
- Juan Valera: Pepita Jiménez, Juanita la Larga
- José María de Pereda: Sotileza, Peñas arriba

- BENITO PÉREZ GALDÓS






  Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. A los diecinueve años se marchó a Madrid a cursar Derecho, pero abandonó los estudios para dedicarse al periodismo y a la literatura. Su calidad literaria y su laborioso trabajo lo convierten en el autor más importante de su tiempo. La situación política española lleva a Galdós a unirse a los republicanos, en cuyas filas es elegido diputado en 1907; en 1909 es co-presidente de la Conjunción Republicano-Socialista junto a Pablo Iglesias. Sus últimos años son difíciles: en 1912 fracasa su candidatura al Premio Nobel por la oposición beligerante de los conservadores españoles; con su salud ya quebrantada, se ve obligado a dictar sus últimas obras porque se está quedando ciego. Postrado por la enfermedad y agobiado por las dificultades económicas, muere en Madrid en 1920.

“EPISODIOS NACIONALES”: Constituidos por cuarenta y seis novelas dispuestas en cinco series de diez episodios cada una (excepto la última, que quedó inacabada con solo seis), pretenden reconstruir de forma novelada la historia del siglo XIX español. Los “Episodios” son un intento de entender desde la literatura los conflictos que dividen la sociedad española desde la que novela Galdós, quien acude a la Historia para explicar su propio presente y las convulsiones político-sociales que siguen al derrocamiento de la monarquía borbónica en 1868.

LAS NOVELAS GALDOSIANAS

A) Primeras novelas: Publicadas durante la década de los setenta, casi todas son novelas de tesis en las que se contraponen dos ideologías, conservadora y liberal. Faldós no oculta sus simpatías por la España liberal, y la intención didáctica de las obras es explícita. Títulos de esta época son “La Fontana de Oro”, “Doña Perfecta”, “Gloria”, “Marianela” y “La familia de León Roch”.



B) Novelas españolas contemporáneas: Así llamó Galdós a las novelas que publicó a partir de “La desheredada” (1881). Esta magnífica obra, influida en parte por las ideas naturalistas de Zola, no presenta ya de forma elemental acciones y personajes, sino que estos son fruto ahora de una cuidada evolución psicológica. Algunas otras novelas de este periodo son “El amigo Manso”, “La de Bringas”, “Miau”. Todas estas obras analizan con maestría el mundo de la clase media. 
  La visión galdosiana de esta sociedad burguesa se plasma genialmente en “Fortunata y Jacinta” (1886-1887), su obra más ambiciosa. Se trata de una novela extensa y cuidadosamente construida, que desarrolla, sobre la base de diversos triángulos amorosos, la convulsa vida social madrileña entre 1873 y 1876, entrelazando calculadamente los elementos de ficción y los históricos. 

 
"Isidorita Rufete, ¿conoces tú el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado,
deslizándose entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces este ritmo que es como el pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre. Las exaltaciones fuertes no cesan en ti sino resolviéndose en depresiones terribles, y tu alegría loca no cede sino ahogándose en tristezas amargas. ¿Persistes en creerte de la estirpe de Aransis? Sí; antes perderás la vida que la convicción de tu derecho. Bien; sea. Pero deja al tiempo y a los Tribunales que resuelvan esto, y no te atormentes, construyendo en tu espíritu una segunda vida ilusoria y fantástica. Ten paciencia, no te anticipes a la realidad; no te trabajes interiormente; no saborees con falsificada
sensibilidad goces de que están privados tus sentidos. Miquis te ha dicho, bien lo sabes, que eso es un vicio, un puro vicio, como tantos otros hábitos repugnantes, como la embriaguez o el juego, y de ese vicio nace una verdadera enfermedad. El pensamiento se pone malo, como las muelas y el pulmón, y ¡ay de ti si llegas a un estado morboso que te impida disfrutar luego de la realidad lo que ahora quieres gozar, en sueños, contraviniendo a las leyes del tiempo y del sentido común!
[...] Voz de la conciencia de Isidora o interrogatorio indiscreto del autor, lo escrito vale"

"La desheredada"


C) Últimas novelas: La crisis de la estética realista y el interés por buscar nuevos cauces expresivos se manifiestan claramente en sus novelas desde 1889. De este periodo son “La incógnita, “Realidad”, “Ángel Guerra”, “Tristana”, la tetralogía que tiene por protagonista al usurero Torquemada, “Nazarín”, “Misericordia”, “El caballero encantado”. En todas ellas ensaya originales procedimientos narrativos: novelas dialogadas, narraciones epistolares, introducción de elementos fantásticos, sueños, símbolos, etc. En algunas es también visible la influencia del espiritualismo en la novela finisecular europea.
  
  3.2. Autores naturalistas

- Emilia Pardo Bazán: Los pazos de Ulloa, La sirena negra

- LEOPOLDO ALAS CLARÍN 

  Aunque destaca por sus cuentos (¡Adiós, Cordera!, Pipá) o por su segunda novela Su único hijo, la obra maestra de Clarín es “La Regenta(1885), que se encuadra dentro de dos modelos típicos de la novela realista: la novela de adulterio y la novela de sacerdote. 
  Los protagonistas son dos: Ana Ozores y el Magistral, Fermín de Pas. Ambos personajes tienen en común su desclasamiento: ella, hija de un aristócrata liberal, acaba como esposa del viejo regente de la Audiencia, y añora la madre que no tuvo y un hijo que no tendrá; él, de humildísima procedencia y sometido a la férrea voluntad de su madre, está escalando a los más altos puestos de poder. El tercer personaje en importancia es Álvaro Mesía, dirigente liberal de la provincia y tenorio por excelencia de la misma. Pero, en el fondo, la auténtica protagonista de la novela es la hipócrita sociedad provinciana: Clarín refleja en Vetusta (nombre literario de Oviedo) las mezquindades y frustraciones de la sociedad española de la Restauración.
  En cuanto a la técnica novelística, el narrador, en consonancia con los principios naturalistas, se distancia de sus personajes y deja que ellos mismos vayan construyendo sus historias particulares mediante el uso del estilo indirecto libre.     

https://www.youtube.com/watch?v=qbXYmX4A9ZA

   "Ana corrió con mucho cuidado las colgaduras granate, como si alguien pudiera verla desde el tocador. Dejó caer con negligencia su bata azul con encajes crema, y apareció blanca toda, como se la figuraba don Saturno poco antes de dormirse, pero mucho más hermosa que Bermúdez podía representársela. Después de abandonar todas las prendas que no habían de acompañarla en el lecho, quedó sobre la piel de tigre, hundiendo los pies desnudos, pequeños y rollizos en la espesura de las manchas pardas. Un brazo desnudo se apoyaba en la cabeza algo inclinada, y el otro pendía a lo largo del cuerpo, siguiendo la curva graciosa de la robusta cadera. Parecía una impúdica modelo olvidada de sí misma en una postura académica impuesta por el artista. Jamás el Arcipreste, ni confesor alguno había prohibido a la Regenta esta voluptuosidad de distender a sus solas los entumecidos miembros y sentir el contacto del aire fresco por todo el cuerpo a la hora de acostarse. Nunca había creído ella que tal abandono fuese materia de confesión.
   Abrió el lecho. Sin mover los pies, dejose caer de bruces sobre aquella blandura suave con los brazos tendidos. Apoyaba la mejilla en la sábana y tenía los ojos muy abiertos. La deleitaba aquel placer del tacto que corría desde la cintura a las sienes.
-«¡Confesión general!» -estaba pensando-. Eso es la historia de toda la vida. Una lágrima asomó a sus ojos, que eran garzos, y corrió hasta mojar la sábana.
Se acordó de que no había conocido a su madre. Tal vez de esta desgracia nacían sus mayores pecados.
«Ni madre ni hijos"
  "Uno de los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía en subir a las alturas. Era montañés, y por instinto buscaba las cumbres de los montes y los campanarios de las iglesias. En todos los países que había visitado había subido a la montaña más alta, y si no las había, a la más soberbia torre. No se daba por enterado de cosa que no viese a vista de pájaro, abarcándola por completo y desde arriba. Cuando iba a las aldeas acompañando al Obispo en su visita, siempre había de emprender, a pie o a caballo, como se pudiera, una excursión a lo más empingorotado. En la provincia, cuya capital era Vetusta, abundaban por todas partes montes de los que se pierden entre nubes; pues a los más arduos y elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto andarín, al más experto montañés. Cuanto más subía más ansiaba subir; en vez de   fatiga sentía fiebre que les daba vigor de acero a las piernas y aliento de fragua a los pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para De Pas. Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran intensos placeres de su espíritu altanero, que De Pas se procuraba siempre que podía. Entonces sí que en sus mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía saciar esta pasión; tenía que contentarse con subir algunas veces a la torre de la catedral". 


- Armando Palacio Valdés y Vicente Blasco Ibáñez: Cañas y barro, La Barraca         



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